A partir del año 2000, América Latina experimentó progresos vigorosos y sostenidos en numerosos indicadores económicos y sociales. Los avances fueron especialmente notorios tras las fuertes
crisis políticas y los rezagos económicos de los años ochenta y noventa. En gran medida, estos progresos fueron el legado histórico de los defensores de derechos humanos, movimientos sociales
y organizaciones de la sociedad civil (OSC) que trabajaron incansablemente para promover los derechos humanos y laborales, la dignidad, la igualdad, la justicia y la paz. Sin embargo, en áreas que son determinantes para el futuro, América Latina parece estar retrocediendo o no estar avanzando lo suficiente. La pobreza extrema ha alcanzado 10,2 %, la cifra más alta de los últimos diez años, y la región de América Latina y el Caribe continúa siendo la más desigual del mundo.
¿Qué proporción de las políticas de apoyo al desarrollo social y de cooperación internacional para la región está dirigida a la sociedad civil? ¿Qué tipos de oportunidades se hallan disponibles para las OSC, en particular para las latinoamericanas? ¿Cuáles son los actores, temas y actividades privilegiados por estas convocatorias? ¿Qué tipos de actividades resultan menos atractivas para los donantes? ¿Cómo influyen estos comportamientos en los modelos organizativos, la sostenibilidad, la diversidad y la inclusividad de las OSC?
En este informe se presenta un resumen de nuestros hallazgos, que esperamos contribuyan a dilucidar el panorama del financiamiento de las OSC en la región. Lo hacemos con la ambición de estimular debates basados en evidencias empíricas, de repensar las prácticas de financiación de la sociedad civil y de promover acciones concretas que democraticen el acceso a flujos predecibles de recursos para fortalecer la autonomía, sostenibilidad y diversidad del sector.