Es indudable de que nuestro entorno está cambiando a un ritmo cada vez más acelerado. Los retos sociales se han vuelto más complejos, más interdependientes, globales y cambiantes. Ante este panorama, las organizaciones sociales y de desarrollo no tienen más remedio que revisar y replantear sus formas de intervenir y actuar. Uno de los cambios más relevantes es la sustitución de una forma eminentemente mecanicista de interpretar la realidad por una mirada mucho más holística y adaptativa, que ha suscitado un interés creciente por el pensamiento sistémico y por otros enfoques colaborativos, como el impacto colaborativo, el design thinking o el diseño sistémico.