Apace Burgos promueve un proyecto de tiempo libre inclusivo para niños y a otro para facilitar la neurorrehabilitación

Nuestro caballo de batalla es la socialización», afirma con tanta contundencia como rotundidad el trabajador social de la Asociación de Parálisis Cerebral de Burgos (APACE), Roberto Pérez, quien hace años que comprueba a diario que la discapacidad, por leve que sea, añade dificultad a la tantas veces compleja tarea de hacer amigos. O, simplemente, a las opciones de abrirse un hueco en un grupo con el que salir y organizar planes. De ahí que Pérez esté empeñado en conseguir que la entidad lidere la puesta en marcha de un espacio de ocio inclusivo en Burgos. Y lo hace con un entusiasmo que ya es compartido: la Fundación Inocente Inocente acaba de materializar una aportación de 22.000 euros para esta iniciativa, que es amplia y muy ambiciosa.

«Los índices de soledad no deseada en la juventud en general se han disparado, así que hay jóvenes que no tienen acceso al ocio y otros que, por su discapacidad, tienen dificultades de socialización», afirma Pérez, matizando que su objetivo es que unos y otros puedan juntarse en APACE para disfrutar juntos de un tiempo libre a su medida. Se estima que «entre 40 y 60 niños» podrían beneficiarse.

La iniciativa no se limita a plantear la organización de planes de ocio en APACE, sino que aspira a ofrecer, además de la diversión, un espacio en el que menores con parálisis cerebral puedan dormir un fin de semana o en las vacaciones. Y es para la creación y el equipamiento de ese «espacio de pernocta para ocio y respiro familiar» para lo que la entidad busca financiación. De momento, han conseguido 37.000 euros de una subvención de la Junta y los 22.000 de Inocente Inocente.

Pero esta ayuda se queda corta, dado que el proyecto global está estimado en unos 100.000 euros. ¿Por qué?Porque va un paso más allá en la esfera del bienestar infantil y también prevé la creación de una unidad de convivencia para familias cuyos hijos necesiten neurorrehabilitación intensiva. «Pretendemos cubrir dos necesidades que creemos básicas: el ocio en niños y jóvenes y las facilidades de acceso a la terapia con el Spider Suit», dice Pérez, en alusión al traje que se emplea en esta terapia de APACE: una especie de body reforzado con gomas y argollas que se enganchan a una jaula para que, mediante sujeciones y pesos, un profesional pueda ayudar al cerebro del crío a ‘aprender’ movimientos que su afección le impide realizar por sí mismo.

Es una terapia cara -ronda los 3.000 euros- que se concentra en tres meses y consigue resultados imposibles de otra forma. De ahí que APACE, que la implantó en 2019, esté buscando la manera de facilitar el acceso. Y, para ello, ha pensado en habilitar un ‘mini apartamento’ en su sede para alojar a familias de fuera de la capital durante el tiempo de neurorrehabilitación. «Muchas veces, los padres se ven desbordados en la búsqueda de soluciones terapéuticas. Nosotros, ahora, queremos darles un empujón en la parte logística», concluye el gerente, Juan José Dueñas.

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