En el vasto campo del emprendimiento social y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), el éxito no se mide únicamente en términos de impacto social, sino también en la capacidad de adaptación y mejora continua. Aquí es donde entra en juego la mentalidad de crecimiento, una actitud que puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el desarrollo sostenido. En este artículo, exploraremos por qué es esencial cultivar esta mentalidad, cómo hacerlo y qué exactamente significa tener una mentalidad de crecimiento.
¿Por qué es importante cultivar la mentalidad de crecimiento?
Imaginemos a un navegante en un océano desconocido. Si ese navegante se aferra rígidamente a un solo rumbo, ignorando las corrientes y las oportunidades que se le presentan, es probable que se agote, se frustre y termine abdicando de su meta perdido en medio de la vastedad del océano. Del mismo modo, la rigidez mental puede llevar a la parálisis y ésta es contraria al propósito fundamental de las organizaciones de impacto: el cambio social.
La mentalidad de crecimiento es vital porque fomenta la adaptabilidad y la resiliencia. Permite a los emprendedores y a las ONG enfrentar los desafíos con determinación y aprender de los fracasos en lugar de verse abrumados por ellos. Al adoptar una mentalidad de crecimiento, se abren puertas a la creatividad, la innovación, la mejora continua y, en última instancia, al logro de metas más ambiciosas.
¿Cómo se puede cultivar la mentalidad de crecimiento?
Cultivar una mentalidad de crecimiento no es un cambio instantáneo, sino un proceso gradual. Aquí tienes baby steps para empezar:
- Acepta los errores como oportunidades de aprendizaje: En lugar de ver los errores como fracasos, abrázalos como aprendizajes que te acercan más a tus objetivos. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo hacerlo mejor la próxima vez?
- Establece metas desafiantes pero alcanzables: Las metas ambiciosas te motivarán a esforzarte más y a salir de tu zona de confort. Pero estas metas deben ser alcanzables, para que puedas medir tu progreso de manera constante y evites los sentimientos de frustración.
- Fomenta la curiosidad: Mantén la mente abierta y busca el aprendizaje continuo. La curiosidad es el motor de la innovación y la mejora continua. Una mente curiosa, siempre aprende.
- Cultiva la resiliencia: Practica el autocuidado, dedicando regularmente tiempo para cuidar tu bienestar físico y emocional. Además, cambia tu enfoque cuando estés afrontando dificultades. En lugar de ver los problemas como obstáculos insuperables, trata de verlos como oportunidades para crecer.
- Busca feedback: Pide opiniones a colegas, amigos, mentores y usuarios de tus proyectos. El feedback constructivo te ayudará a identificar áreas de mejora y a perfeccionar tu enfoque.
Entonces, ¿qué es la mentalidad de crecimiento?
La mentalidad de crecimiento es una creencia fundamental en la capacidad de desarrollo y mejora. Quienes la poseen comprenden que las habilidades y las cualidades no son estáticas, sino maleables. En lugar de decir «no puedo hacerlo», pregúntate «¿cómo puedo aprender a hacerlo?».
Cultivar la mentalidad de crecimiento es un viaje constante, pero cada paso es un brote de la transformación que anhelas. Así que, avanza con audacia, acoge con fervor la mentalidad de crecimiento y prepárate para ser el arquitecto del cambio en nuestro mundo, guiado por tu pasión inquebrantable y tu incansable perseverancia.
Si quieres aprender más sobre mentalidad de crecimiento te invito a leer “Mindset” de Carol Dweck.
Autor: Adriana Narvaez Cote
Coordinador de Control de Gestión
